COMUNICADO DE LA PRESIDENCIA DE
LA CEV ANTE LOS ÚLTIMOS SUCESOS EN EL PAIS.
1. Con seria preocupación, estamos observando los
últimos eventos acontecidos en el país. Sobre todo, por la carga de violencia
que han supuesto, con sus lamentables consecuencias de muertes, heridos y
destrozos de patrimonios familiares e institucionales. Los fallecidos o los
heridos no pertenecen ni al gobierno ni a la oposición, sino a sus familias y
al pueblo de Venezuela, sin distinciones ni colores. Oramos por los que han
fallecido y por quienes han resultado heridos. A esto se unen los saqueos que
en diversas partes del país se han venido promoviendo y que causan miedo e
indefensión.
2. Los estudiantes y el pueblo mismo tienen el
derecho a la protesta acorde a lo establecido en la Constitución Al ejercerlo,
no sólo se pueden expresar inconformidades o desacuerdos, sino que también se
puede llamar la atención tanto a las diversas autoridades como a la misma
ciudadanía para que, en un clima de concertación, de escucha y de diálogo se
puedan superar las dificultades, resolver los problemas y corregir rumbos si
fuera necesario. Lo que siempre se ha de evitar es que la protesta degenere en
actos de violencia.
3.En el cumplimiento de su función de preservar el
orden público las autoridades policiales y militares están obligadas a respetar
los Derechos Humanos, ante todo el derecho a la vida. Al confrontar protestas
están obligadas a mantenerse estrictamente dentro del marco de la Constitución,
las leyes y los acuerdos internacionales. Por
eso, rechazamos rotundamente el empleo de la fuerza ejercida en algunas
manifestaciones por parte de organismos de seguridad del Estado, que se han
extralimitado y han producido consecuencias lamentables e irreparables; el
Poder Moral, especialmente la Fiscalía, debe investigar estos casos y poner en
manos de la justicia a miembros de estos organismos que hayan abusado de su
autoridad.
Asimismo, comprobamos la indefensión de la ciudadanía ante la irrupción de
grupos armados no policiales ni militares que han arremetido contra la
población. Grupos de esta naturaleza están al margen de la ley, no poseen
autoridad alguna y atentan contra las bases de la convivencia. Pedimos que
se actúe y se impida que sigan realizando sus fechorías, y se investigue
seriamente su proceder, sea de la tendencia política que sea.
4. Si bien la protesta es un derecho, tampoco se
puede aceptar que ésta se torne violenta y, como desafortunadamente se ha visto
en algunos casos, se convierta en vandalismo o propicie
la ocasión para actos delictivos por parte de grupos que nada tienen que ver
con quienes protestan. La violencia, venga de donde venga, es inaceptable y
nunca producirá frutos de sana convivencia.
5. En nuestro país existen
visiones plurales con grandes diferencias entre ellas. Ningún modelo social o
político tiene el derecho a imponerse a los demás. La Constitución venezolana
garantiza las condiciones de una sociedad pluralista en sus visiones. Desde
hace bastante tiempo venimos alertando sobre la importancia de preservar unas
relaciones sociales y políticas en la que puedan convivir las diferencias y
hemos promovido el necesario proceso de reconciliación. Esta pasa por una
apertura de mente y de corazón que reconozca que todos somos iguales y tenemos
la misma dignidad humana. Por ello, como también lo hemos afirmado, urge un
diálogo nacional. Este no consiste sólo en encontrarse para una escucha
obsequiosa del otro, sino para buscar los puntos de coincidencia, atender al
bien común por encima de los intereses de alguna parcialidad, a fin de
conseguir así compromisos que permitan resolver todos juntos, con
responsabilidad y decisión, los graves problemas que aquejan al país y que han
generado protestas de distintos grupos de ciudadanos.
6. Por eso, volvemos a insistir en la necesidad de
un encuentro sincero, abierto y fraterno que permita el diálogo de todos los
factores que componen la sociedad venezolana. El Presidente, junto con las
demás autoridades nacionales, regionales y municipales han de encontrarse con
representantes de todos los sectores: agricultores, obreros, personas de la
cultura, empresarios, comerciantes, académicos, profesores, estudiantes,
miembros de los consejos comunales, representantes de las diversas religiones
que hacen vida en el país… Si logramos, con una dinámica de participación,
escucharnos todos con respeto, entonces, podremos dar importantes pasos para
solucionar las dificultades y la crisis que atraviesa el país.
7. Como en otras oportunidades
hemos expresado, el diálogo tiene sus propias características. La primera es el
respeto y reconocimiento de los otros que son distintos, que piensan
diversamente. Pedir diálogo y paz con un verbo encendido o incendiando la
calle, no produce el efecto esperado. La segunda es la búsqueda de la verdad.
Este es un valor que se ha perdido en Venezuela. Las diatribas políticas han
logrado opacar este fundamental valor. Nadie es dueño de la verdad, a ésta la
construimos entre todos:Nadie puede pretender la posesión
exclusiva y total interpretación de los hechos. Es necesario llegar a la verdad
de los acontecimientos y sucesos de estos días con el concurso de todos. Se ha
propuesto una “Comisión de la Verdad”: ésta no es para favorecer a un sector en
detrimento del otro, sino para buscar la verdad de acontecimientos dolorosos
que han enlutado a familias venezolanas. Es necesario que Venezuela conozca a
quienes han delinquido y paguen su condena, sea quien sea. De allí el
pluralismo que debe existir en esa futura comisión.
8. La Palabra de Dios nos recuerda que todos somos
hermanos y que podremos ser reconocidos como hijos de Dios y discípulos de
Jesús en la medida que lo hagamos con el mismo amor con el que nos ha amado
Jesús de Nazaret (cf. Jn13, 34-35). Reafirmemos que somos hermanos. Ello requiere
un cambio radical en el lenguaje: que no sea ni descalificador ni ofensivo. Se
puede disentir del otro, pero sin ofender. La Iglesia en Venezuela, a través de
sus Obispos, a fin de ser fiel a su misión al Evangelio
de liberación y de vida, propicia todo tipo de encuentro para el diálogo y el
compromiso de todos. Así pues, invita a todos los hombres y mujeres de
Venezuela a que todos juntos hagamos sentir al mundo que la enseñanza de Jesús,
el Señor, nos guía para impulsarnos a ser constructores de una paz auténtica
(Cf. Mt 5,9).
Caracas 25 de febrero del año 2014.
PRESIDENCIA DE LA CONFERENCIA
EPISCOPAL VENEZOLANA